Periodismo y teatro en Guadalajara

 


 
ESTE MES
 

La luz que causa una bala: amistad, amor, lealtad y peligro

 
 
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Domicilio: Prolongación Alcalde frente al Code Jalisco
 
Precios: $100 general y $80 descuentos
 
Horario: Domingos del 18 de febrero al 11 de marzo, 18:00 horas
 
Temporada: Estreno en febrero de 2018
 


En pocas palabras

El Colectivo Pies Hinchados regresa a escena con un trabajo para adolescentes sobre un texto de Saúl Enríquez, en torno a la violencia que nos quita a los jóvenes

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Posted febrero 25, 2018 by

 
Qué hay que saber
 
 

El pasado domingo visité el Teatro Alarife Martín Casillas para el estreno de La luz que causa una bala. ¿Lo primero que vi? Mucha gente. Decenas y decenas de personas (quizá centenas) queriendo entrar a ver la más reciente obra del Colectivo Pies Hinchados, el mismo grupo que nos trajo Qué difícil ser un monstruo (leer 1 y 2). Siempre da gusto ver teatro lleno.

La luz que causa una bala es una obra de Saúl Enríquez, autor bastante representado en la ciudad. Sus obras Salto de canario y Esprinbreiquer han estado en cartelera al menos los últimos dos años con distintos directores. La dramaturgia de Enríquez, cuyo principal público es el juvenil, trata la vida de los adolescentes en sus distintos matices y en sus distintas expresiones.

En La luz que causa una bala conocemos a dos hermanos que migran a un lugar donde las balas son una constante; donde, no importa quién seas, una bala te puede alcanzar. Ellos se encuentran con un perro militar que haría cualquier cosa por cuidar a su amo. Conocemos a su amo, un chico sordo enamorado, y a la chica de la que se enamora, que se ilusiona y no deja de pensar en su próxima fiesta de 18 años. Todos ellos convergen para ir a la escuela, para jugar en las calles del barrio, para divertirse y para conocer el amor, a sabiendas de que las balas pueden llegar en cualquier momento y deben estar preparados. Todo gira en torno a sus vidas juveniles, que de un momento a otro pueden alterarse. La obra es una muestra de la vida juvenil en un México violento y, así, el autor aprovecha para hacer una crítica a esas injusticias que día con día nos arrancan inocentes de nuestros brazos.

Yo sí la recomiendo: un trabajo noble, honesto, que ya tiene muchas herramientas para ser una obra memorable y hará que el espectador se divierta y reflexione con respecto a nuestro contexto histórico, social y cultural”

Enríquez plantea relaciones entrañables. Son una constante en la obra los vínculos poderosos, inquebrantables y emotivos. Sin embargo, a pesar de encontrar tan emotivos a sus personajes, existe una trama muy oscura, que pasa de momentos de brillantez y júbilo a sensaciones fúnebres y sombrías.

En cuanto a la labor actoral, predomina un trabajo físico de mucha intensidad, que denota mucha preparación. El trabajo requiere de actores realizando piruetas en barras y tubos durante los trazos. ¿Necesario? No lo sé. El dispositivo escénico está instalado de manera que los actores lo usen de ese modo y emula juegos de parque. Interesante sería ver ese mismo trabajo sin esos elementos y darnos cuenta de qué sucede en cuestión de discurso, porque, principalmente, el trabajo físico ataca una cuestión de ritmo muy efectiva y constante, pero que evidentemente se puede abordar de otras maneras. Lo importante, insisto, sería revisar el discurso.

Lo que sí podrá ver el espectador y no dudarlo es un trabajo de fuerza, agilidad, velocidad y resistencia admirable.

Retomando el asunto de los vínculos, hay algunos que dramáticamente están pero escénicamente necesitan fortalecerse. El perro con respecto a su amo, por ejemplo, es un personaje con gran potencial para sacar lágrimas a todos los espectadores; precisamente por eso requiere profundidad emocional de parte de su intérprete: Luis Córdova; profundidad que veo pero, tengo razones para creer, será más incisiva con la madurez de la obra en futuras funciones.

El trabajo de dicción es endeble: frases y palabras se me escaparon en momentos, peor aun cuando la música que interviene la obra suena muy fuerte y requiere de los actores mayor esfuerzo.

Finalmente, algo que debo destacar: el trabajo con un actor sordo, Eduardo Sandoval, cuyo personaje se expresa por completo en lenguaje de señas. Este actor demuestra conmoción, gozo y emoción constante. Como quien dice, “sí le están sucediendo cosas”. Un trabajo sin parlamentos que sin embargo expresa con vigor y transmite con autenticidad sus emociones. Mis respetos a su capacidad emotiva, que me conmovió y maravilló por instantes.

Si me preguntan, yo sí recomiendo La luz que causa una bala. Un trabajo noble, honesto, que ya tiene muchas herramientas para ser una obra memorable y hará que el espectador se divierta y reflexione con respecto a nuestro contexto histórico, social y cultural. Con todo, seguro se irá puliendo con el pasar de las funciones. Da gusto que esté hecha por miembros jóvenes del gremio: nuevas voces del teatro local que tienen mucho que decir y poco a poco le abren camino a su discurso.

 

Así presume el Colectivo Pies Hinchados su estreno


Jorge Arturo Tovar

 
Estudiante de la licenciatura en Relaciones públicas y comunicación de la UDG. Colaborador en Radio UDG. Se forma como actor, dramaturgo e improvisador.


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