Hazme un hijo: muchachas embarazadas y perros que hablan
Género: Falso documental
La conocida obra de A la Deriva está de regreso rumbo a sus 200 funciones; esta vez en el Conjunto de Artes escénicas, nuevo público escucha su discurso en torno al embarazo adolescente
El cuerpo me pide teatro como si fuera una droga. Más de un mes sin drama debe ser el peor de los castigos, me digo a mí mismo. Lo bueno es que el Conjunto de Artes Escénicas, a diferencia de a muchos colegas que conozco, me queda cerca de mi casa. Eso te ganas por ser pobre y comprar casa en la periferia de la ciudad. Eso se ganan por dárselas de finolis y comprar en el centro. Después de todo los feudalistas tenían razón (ser pobre para merecer). Y es en este burgués palacio del arte escénico donde recibo mi primera dosis dramática del año: Hazme un hijo, falso documental de un suceso imbécil y hormonal, del dramaturgo Enrique Olmos de Ita, dirigida por Susana Romo y Fausto Ramírez, que, aunque lleva años en cartelera, nunca había podido ver (no me pregunten por qué).
Lara, una chica de 17 años, queda embarazada. Un escándalo. A su alrededor, su hermana Claudia y su perro Patán reflexionan sobre lo que conlleva el proceso y el gran cambio en sus vidas. La pregunta es: ¿cómo pudo suceder?
La obra es efectiva. El discurso es claro. Se expresa con claridad. El público entiende la idea y lo mejor: el tema es pertinente. Sí, con tanta información y métodos anticonceptivos al alcance de todos (o casi todos…) los embarazos en adolescentes siguen siendo un problema.
El texto resulta panfletario en muchas ocasiones. Está bien. Entiendo que en muchas ocasiones la misión del teatro es esa, la del panfleto (no en el sentido peyorativo de la palabra que a muchos teatreros les causa escozor), por el simple hecho de ser un medio para la reflexión y crítica social. Sin embargo, reflexiono sobre esta parte: ¿realmente Hazme un hijo tiene como fin la reflexión social? En algunos momentos sentí la imposición de la visión del autor, a través de Claudia, que es bióloga y expresa argumentos fuertes todo el tiempo para convencer a su hermana de abortar y la orilla a tomar decisiones de este tipo. Me parece que el discurso puede resultar inclinado hacia ese costado a pesar de que la protagonista se muestra indecisa, cosa importante, pero que no le quita el peso al discurso pues no lo contraargumenta. Pareciera que el autor no muestra neutralidad en sus ideas. Entonces me pregunto de nuevo: ¿busca neutralidad en sus ideas o el autor explícitamente quiere decirle al mundo que abortar es la solución?
Dato importante a señalar es que no hay una anécdota destacable. Existe un conflicto, pero no un desarrollo o una evolución en la resolución o en el fracaso de resolverlo. Existe una progresión vaga en la decisión de la protagonista por conservar a su bebé o no, respaldada en el hecho de que la obra es un falso documental y las intervenciones de los personajes son entrevistas, testimonios en su mayoría, y no momentos de una trama.
En este sentido, Patán, el perro de la familia y personaje secundario, interpretado por Alejandro Rodríguez, se roba la obra con mucho carisma y simpatía en sus intervenciones, cuando relata su perspectiva del sexo, del amor y de lo que observa en la familia (no sorprende que haya tenido después una obra como protagonista).
Hay una recurrencia a un recurso muy popular en el teatro últimamente: las estadísticas. Supongo que para trasladar la obra de la ficción a la realidad con datos duros. Asumo que también tiene que ver con el formato del documental. Hablando de este formato, parte importante de la obra son las proyecciones de testimonios que distintos personajes hacen sobre los acontecimientos: la prueba de embarazo, el condón, el novio de Lara. Estas son las partes más divertidas de la obra y me parecen incluso ingeniosas en su discurso, que se supone es serio en la ficción pero en realidad resulta hilarante. Imagínese, ver a un condón hablar sobre cómo falló en su único propósito… En general es un texto cómico. Las risas son una constante.
Por último he de decir que no disfruto cuando los personajes explican la obra al público, cosa que aquí se hace en un par de ocasiones. Me parece innecesario explicar algo que ya se está presenciando. Por ejemplo: el autor saliendo a escena para explicar el final de la obra.
Esto es Hazme un hijo de A la Deriva Teatro, la multimencionada obra que, tras casi doscientas funciones, regresa a los escenarios. Estará los fines de semana de febrero, sábados a las 19:00 horas y domingos a las 18:00 horas, en la sala 4 del Conjunto de Artes Escénicas. Como siempre se lo pido: si va, cuénteme qué le parece.