Periodismo y teatro en Guadalajara

 


La piel de metal es «una montaña rusa de verdad, no un trenecito de centro comercial»

 
 
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Domicilio: Tomás V. Gómez, entre Justo Sierra y Avenida México
 
Precios: $150 general | $130 descuentos | $110 preventa
 
Horario: Viernes y sábados del 3 al 18 de mayo de 2019, 20:00 horas
 
Temporada: Estreno en mayo de 2019
 


En pocas palabras

Dos complejos personajes que sufren desdoblamientos frecuentes y la necesidad de que coincidan la interpretación con los muchos recursos en escena: así describen su trabajo de los actores de La piel de metal, Paloma Domínguez y Darío Rocas

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Posted mayo 10, 2019 by

 
Qué hay que saber
 
 
  • La piel de metal tiene una corta temporada en mayo de 2019: viernes y sábados del 3 al 18 de mayo, a las 20:00 horas, en el Teatro Vivian Blumenthal

Silvia y Javier ven su matrimonio en crisis después de que un hecho trágico les cambia la vida: en la obra La piel de metal, escrita por Juan Carlos Valdez, esta crisis se manifiesta en un violento desencuentro entre dos personajes que se desdoblan en otros. Y precisamente interpretar a Silvia y a Javier fue uno de los grandes objetivos que los actores Paloma Domínguez y Darío Rocas se pusieron al decidir que montarían La piel de metal en Guadalajara.

Con funciones en mayo de 2019, la obra en cuestión es ya no un proyecto, sino un reto abierto para los dos jóvenes actores, bien conocidos en la ciudad por su trabajo en escena y en el cine. Y ese reto, más el encuentro con los numerosos artistas que participaron en un espectáculo que mezcla numerosos lenguajes expresivos, aparecen en una conversación sobre la experiencia de presentar La piel de metal, sostenida al día siguiente de su primera función.

 

¿Cuál es el principal reto para los actores en una obra como La piel de metal?

Paloma: Cuando la leímos, anticipamos que sería una obra cuyo soporte principal sería la actuación. Esa gana teníamos también, eso anticipamos: que los demás lenguajes escénicos pesaran mucho, pero teníamos muchas ganas de “darnos un tiro” actoralmente. Lo que sinceramente no anticipé fue el grado de dificultad del texto: es muy demandante temática y estructuralmente, mezcla tiempos y espacios, hacemos desdoblamientos en personajes que no son los dos protagónicos, pero además los protagónicos tienen sus propios desdoblamientos. La obra plantea cinco Silvias diferentes; el personaje empieza a hacer cosas que se traducen en cualidades diferentes, técnicas interpretativas diferentes, incluso géneros diferentes. Y jugar con la narraturgia, que a mi parecer debería ser considerada una especialidad de la actuación: no se puede montar de la misma forma que la dramaturgia convencional, el actor no cuenta con el feedback habitual que te da el otro, te tienes que alimentar solo y además conectar con el espectador.

Darío: Y, al mismo tiempo, tu compañero allí está; no son monólogos, no es “ella allí y yo por mi lado”; sí existe una reciprocidad de energía y contacto con el otro.

Actores que generan proyectos

Darío Rocas y Paloma Domínguez no son solo los protagonistas de La piel de metal, sino también los gestores originales del montaje, un logro que disfrutan. “Como actores de Guadalajara, con los pocos recursos con que trabajamos, creemos en que debemos generar nuestros propios trabajos, porque a nosotros dos nadie nos habría invitado a generar juntos esta obra”, plantea Rocas.

Generar proyectos propios como actor, añade Domínguez, “te da libertad creativa, te hace pensar quién eres y qué quieres de la escena. Trabajar con otros es padre, pero, en estos ejercicios propios, mal haríamos en generar un proyecto en el que no nos vaya la vida”.

¿Cómo fue encontrarse con el director Eduardo Covarrubias y a las lecturas previas que él tenía?

Darío: Los primeros que hicieron la lectura fuimos Paloma y yo. Habíamos platicado mucho sobre generar algo que nos identificara en cine, y con este texto dijimos: está cerca de lo que estamos buscando, aunque no sabemos qué es. Con Lalo Covarrubias comenzó a armarse a partir de esta actoralidad que buscábamos, que era una especie de híbrido entre el teatro y el cine. Ayer, entre la gente que la vio, escuchamos que decían: sentimos que estábamos viendo una película.

Paloma: Fue el mejor halago. Se cumplió esa expectativa, y eso que yo llegué a dudarlo: es muchísimo texto, y a veces el texto no deja que la acción evolucione fluidamente como en una película.

Funciones de La piel de metal. Fotografías: Jaime Martín/Cultura UDG. Flickr: https://www.flickr.com/photos/culturaudg/sets/72157678115277807

 

¿Cuál es la clave para lograr esto en medio de tantos lenguajes en la escena: diseño de iluminación, escenofonía, la escenografía?

Paloma: Yo siento que Lalo conoce muy bien la condición humana. Es un hombre que te puede hablar de experiencias muy fuertes y que puede escudriñar de una manera interesante y profunda en los personajes. Hicimos sinergia también con Gaby Cuevas, que fue fundamental desde la concepción del espectáculo. Originalmente le hablamos para que fuera nuestra asesora de movimiento, cuando Lalo identificó que la obra se iba a enriquecer cuando poéticamente hubiera algo a partir de los cuerpos, pero Gaby aportó mucho también en el movimiento del aparato escénico. Y los creativos fueron un montón y todos fueron muy generosos.

Darío: No sé si hubo una clave; creo que fue más bien un querer queriendo: de repente fuimos un equipo que se fusionó y todos avanzamos, y tenemos una pasión tremenda por el arte escénica y por este texto.

Paloma: Es un texto que te atrapa y no te suelta. Estoy casi segura de que todos fueron tan generosos porque el texto les gustó mucho.

 

Muchos lenguajes, muchos creativos, un director con el que hablan bien. Todo eso al final lo tienen que traducir ustedes dos. ¿En qué reside la tarea de ustedes?

Darío: En conectar. Conectar entre nosotros y con el espectador. Hoy ya tuvimos la experiencia del estreno; quizá, si hace tres días hubiéramos platicado, no podría decirte esto: en el teatro o el arte, o lo que yo hago, yo busco que la gente sienta lo que yo siento cuando voy a ver una obra de teatro o una buena película, y eso me motiva mucho. Quiero que la gente sienta lo que yo siento cuando disfruto una puesta en escena o una película. Con eso me quedo después del estreno de ayer, y como reto es muy importante conectar con la gente y que haya esta identificación con los personajes. Es un tema universal, es casi nuestro eslogan: estamos seguros de que nadie se queda indiferente, te hace vibrar.

 

¿Aun cuando sea una experiencia tan visceral?

Darío: Sí, y que puedas llegar a sentirlo; finalmente, sentir nos recuerda que estamos vivos. El espectador conecta y el reto es que el espectador viaje con nosotros.

Paloma: El reto está en subir al espectador a una montaña rusa y que funcione, pero es una montaña rusa de verdad.

Darío: No es un trenecito de centro comercial.

Paloma: Es densa, pero también es divertida, también es tierna, y me parece, por lo que vi ayer en los espectadores, que es una puesta en escena difícil de acomodar en sensaciones: no sabes si te dolió más de lo que te interesó el tema, si te dio risa pero a lo mejor estuvo mal que te rieras, y eso me gusta mucho de la obra, y me conecta con lo que antes no era capaz de poner en palabras, pero era lo que me gustaba de poder actuar.

Retos después de la primera función

Paloma: Que el viaje sea totalmente orgánico con todos los lenguajes; hay algunos que, por las condiciones operativas, llegan tarde. No puedes ensayar con la luz: por más que nosotros tengamos seis meses ensayando, en esta ciudad no puedes ensayar con el diseño de la iluminación. Y cómo estamos relacionándonos orgánicamente con los demás recursos, y afianzar el ritmo con el texto. Y, la neta, quiero hacerle muchas más preguntas al personaje y conectar con mi intuición: confiar en lo que uno no sabe que sabe, y en el trabajo compartido.

 Darío: Eso seguirá siendo siempre, la precisión de esta obra me hace pensar en una batería tipo (Tal) Bergman; hay que seguir buscando que esos baquetazos caigan donde deban caer o no va a ser claro lo que queremos decir. Igual que Paloma, sigo haciendo muchas preguntas al personaje, porque además es un personaje que vive en un profundo dolor. Llegar a esos niveles de dolor, y de purga del dolor, creo que es lo que admiro mucho de él.


Iván González Vega

 
Periodista en Guadalajara, México. Estudiante de actuación. Profesor de ciencias de la comunicación y periodismo.


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