Periodismo y teatro en Guadalajara

 


Cuentan la Cristiada al ritmo de un son y como un esperpento a la mexicana

 
 
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Domicilio: Conjunto Santander de Artes Escénicas: Periférico Norte 1695, Col. Parque Industrial Belenes Norte
 
Precios: $280 general | $230 descuentos | Revise los cargos extra que aplica el Conjunto Santander
 
Horario: Viernes del 21 de junio al 12 de julio, 20:30 horas
 
Temporada: Estreno en junio de 2019
 


En pocas palabras

La Piedra de Sísifo aborda este texto de Jaime Chabaud que ofrece un retrato de la guerra cristera del siglo pasado, pero también pasa revista a algunos rasgos muy propias de la Historia de México: el abuso de poder, la traición y la corrupción

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Posted junio 20, 2019 by

 
Qué hay que saber
 
 

Diez de los actores más conocidos de Guadalajara y dos compañeros venidos desde la Compañía Nacional de Teatro dan vueltas alrededor de una plataforma de madera bailando al ritmo de un sabroso un, dos, tres: El Mosco Aguilar los mira y les marca el paso con percusiones que procuran un ambiente abajeño del Sur de Jalisco. Claro que sería más apropiado un mariachi tradicional tocando un son, pero no hay problema: tras algunas vueltas, el baile de los actores en el sótano del Foro de Arte y Cultura consigue un efecto ritual y pocos minutos después los actores están ensayando ¡Viva Cristo Rey!, la obra que estrenarán este viernes 21 de junio y que, fíjese bien cuando usted vaya a verla, avanzará a ritmo de un, dos, tres.

¡Viva Cristo Rey! es el montaje a cargo de Luis Manuel Mosco Aguilar que conjunta esfuerzos de La Piedra de Sísifo, el grupo tapatío comandado por este director; la Compañía Nacional de Teatro, en el marco de sus intercambios con grupos de los estados llamados Compañía de Compañías; y Cultura UDG, que funge como productora en Jalisco. Y está basado en el texto de Jaime Chabaud ¡Que viva Cristo Rey! o De piedra ardiendo, que dramatiza escenas del conflicto cristero en el Sur de Jalisco, con la participación de personajes como Álvaro Obregón o su asesino, León Toral.

El Mosco lleva el ritmo con percusiones durante un calentamiento con el elenco de ¡Viva Cristo Rey! Fotografía: Ágora TeatroGDL.

En colaboración con la Compañía Nacional

La Piedra de Sísifo y Cultura UDG comparten esfuerzos de producción con la Compañía Nacional de Teatro en ¡Viva Cristo Rey!, pero además la colaboración con esta organización asentada en la Ciudad de México implica la presencia de dos actores de aquel grupo —Carlos Orozco y Alan Uribe Villarruel— y de Adriana Pérez Solís en el diseño y coordinación de vestuario. El equipo visitante tiene pares locales: Gerardo Neri y Alex Núñez colaboran con el vestuario y los actores Eduardo Villalpando y Ricardo Niño alternarán funciones del montaje.

El Mosco Aguilar dice celebrar el modelo de colaboración de la Compañía Nacional con los estados, al que le reconoce una “vocación descentralizadora; hacen falta más experiencias en este camino”. Mientras tanto, asegura que “nos está yendo súper bien” en la colaboración con los huéspedes: “No hay día en que no digan: ‘Guau, nos estamos desempolvando, todo el tiempo nos reta el proyecto, nunca habíamos hecho este tallereo con la máscara… Qué actores tan buenos hay en Guadalajara, nos queremos venir acá a trabajar con ustedes…’. Y yo feliz, pero: ‘Pues sí, pero no te podemos pagar lo de la Compañía (risas)’”.

En el sótano del Foro de Arte y Cultura, el equipo de El Mosco —con integrantes como Lola Bianchin como productora y Julia Testa como asistente de dirección— trabajó durante varias semanas para integrar los elementos principales de esta escenificación de la Cristiada: una rampa en desnivel que termina en escaleras y la Mano cortada de Obregón, que actúa en la obra, árboles que sirven para dar sombra o para colgar prisioneros, un mural de hojas de papel para ordenar el avance de las escenas durante los ensayos y, por supuesto, el trabajo de los actores.

Mientras el ensayo avanza, Jesús Hernández toca el acordeón, Xésar Tena —que actúa y se encarga de la dirección artística— le rasca a la guitarra, Karina Hernández y Carolina Kärlek Ramos se envuelven en rebozos… y todo ocurre en un clima de ironía y sarcasmo violento no solo por el texto, sino porque El Mosco dice que el equipo anda buscando un tono muy específico para el espectáculo: algo propio del pesimismo tan mexicano que contempla la corrupción y el abuso y se burla de todas maneras.

El director subraya que el texto dramatiza hechos históricos pero de todas maneras los expone, con tal claridad que el espectador advierte el cuestionamiento a los actores involucrados en la Guerra Cristera y las traiciones de que puede acusarse a cada uno. Pero la primera escena no es un fresco realista, sino una parodia fantástica: Obregón juega ajedrez contra su propia Mano, la que perdió en la Batalla de Celaya, y eso ya pide una postura estética, opina El Mosco.

“No la estamos construyendo como un trabajo de realismo, aquí no hay nada naturalista. Está más cerca de una farsa”, añade el director, que explica que el elenco ha trabajado con un elemento específico durante el último mes y medio: máscaras muy particulares, cuyo “flujo de energía” modifica la corporalidad y las voces de los actores.

La máscara ya es un riesgo para el elenco: hay que trabajar sobre el mismo ritmo y la misma mística; con la máscara no puede haber manejos distintos; entonces dónde queda la mentada congruencia que buscamos…”

El resultado es un montaje que persigue un tono oscuro, irónico y contrastante; no brillante ni exagerado, sino algo así como una pieza exacerbada: “Los actores están tocando en vivo, están todo el tiempo frente al público, nunca salen del área escénica, a partir de la idea de un campamento militar”.

El Mosco dice que lo que más se parece a esa descripción es el esperpento, aquel género que aspiraba mediante el grotesco a la crítica social precisa. ¿Y quién hacía algo equivalente al esperpento acá, en Jalisco, más o menos en tiempos cristeros? Asómese usted al Palacio de Gobierno o al Instituto Cultural Cabañas y verá tal parodia furiosa en los políticos, burócratas y ciudadanos de José Clemente Orozco. Ese tipo de rasgos tienen las máscaras de ¡Viva Cristo Rey!

El teatro tiene la vocación de tratar temas históricos de una manera lúdica. No digo que en otras artes no se pueda, pero en el teatro es muy asequible. Y el tema de la Cristiada es un asunto muy vivo en el país y particularmente en Jalisco: cuando empezamos a trabajar con los actores, a explicarles acerca del proyecto, todos tenían algo que contar; fue impresionante”

El director explica que la obra le hace lamentar que los relatos históricos sobre México estén repletos, precisamente, de traición, de corrupción, de abuso contra los pobres y poder agandallado. Y eso es lo que ¡Viva Cristo Rey! alcanza a poner en su teatro sobre la Cristiada: un recordatorio de cómo la fe unió a pueblos enteros contra los abusos, pero también sirvió para encauzar intereses particulares.

¿Qué esperar de un esperpento así? Precisamente, opina el director, una experiencia que permita al público recordar un tema que es muy común a muchísimos mexicanos, que no está tan olvidado como algunos pensarían y que tiene mucho que decir sobre la actualidad del país. Y, por supuesto, el ritmo sonero que los actores utilizan en el ensayo conforme se ponen la máscara, buscan el tono de voz que su personaje requiere y juegan con la mordacidad del texto. Ya el público lo verá cuando se estrene la obra: un, dos, tres; un dos, tres…


Iván González Vega

 
Periodista en Guadalajara, México. Estudiante de actuación. Profesor de ciencias de la comunicación y periodismo.


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